✍ Me apasiona este tema, así que voy a escribir algunos post sobre el asunto. Utilizaré mi experiencia personal y un libraco, «Decídete», de los hermanos Dan y Chip Heath.

🔮 Comenzaré con una afirmación, que creo, es un buen punto de partida: se nos da mal adivinar el futuro. Esto es así.
🎯 Un experimento demostró que un mono tirando dardos a un corcho con opciones de inversión, acertaba más que la mayoría de los especialistas que dan recomendaciones en Wall Street. Pero hay muchos más ejemplos que el de los economistas: epidemiólogos que ya no saben qué recomendar, médicos que te dicen que tienes un 20% de posibilidades de sobrevivir a un cáncer pero no aciertan a decirte si estás en el 20 o en el 80%…
🤷♀️ ¿Sirven de algo los especialistas para tomar decisiones? Sí, pero hay que saber utilizarlos.
Vamos ya con el primer consejo:
👿 Consejo 1: busca al abogado del diablo.
⛪ La figura del abogado del diablo existió dentro de la Iglesia. De hecho, tenía una función específica. Cada vez que se valoraba hacer a alguien santo, el abogado del diablo tenía que presentar pruebas que fueran en contra de esa canonización (demostrar que no hubo milagro). Esa figura fue eliminada por Juan Pablo II en los años 80.
¿Adivináis qué paso?
Pues que ha habido más santos desde los 80 hasta ahora que en los 2000 años de historia previos del cristianismo.
¿Cómo te quedas, bro?
¿Pero por qué necesitas a alguien que te dé argumentos en un sentido u otro? Por el omnipresente sesgo de confirmación que nos lleva a que cuando queremos tomar una decisión, en ocasiones, la tenemos ya tomada y solo estamos buscando argumentos que nos refuercen. Por eso tener a alguien que le lleve la contraria al jefe es tan importante. En esta cuestión, tener especialistas puede ayudar mucho.
👉 El sesgo nos afecta incluso después de tomar una decisión. Cuando erramos, muchas veces, nos causa tanta frustración este hecho, que nos engañamos por una mera cuestión adaptativa. Nos decimos que acertamos porque en realidad «bla bla» y listo.
Continuará…
