Ana, Luis, Pedro y María son compañeros en una agencia de marketing, un buen día, el jefe les junta para atender a una petición de un nuevo cliente.

Ana tiene una idea que no le gusta mucho, pero se la propone al resto del grupo pensando que a ellos les puede gustar. Luis, Pedro y María tampoco están convencidos de la idea de Ana, pero no quieren contradecirla ni ofenderla. Así que todos aceptan la idea de Ana y la presentan al jefe.
💭 El resultado es una campaña mediocre que no satisface ni al cliente ni al equipo.
❓ ¿Qué ha pasado aquí?
👉 La dichosa paradoja de Abilene: el fenómeno que ocurre cuando, intentando agradar a los demás, no expresamos nuestro deseo real provocando el efecto contrario.
Pensad en esta paradoja cada vez que hay que elegir restaurante, una película… cualquier decisión grupal.
❌ Nadie quiere ser «un egoísta» que diga lo que realmente quiere / piensa para no anteponer sus intereses sobre el resto y no caemos en la obviedad de que para saber si nuestro interés / deseo / idea, está acorde o no a lo que piensa el resto, debemos primero decir qué tenemos en mente.
🤷♀️ No lo hacemos y encima no conocemos la preferencia del resto porque tampoco la comparten.
🤦♀️ 𝗣𝗮𝗿𝗮 𝗿𝗼𝗺𝗽𝗲𝗿 𝗲𝘀𝘁𝗮 𝗽𝗮𝗿𝗮𝗱𝗼𝗷𝗮 𝗵𝗮𝘆 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝗻𝘁𝗲𝗻𝗱𝗲𝗿 𝗾𝘂𝗲 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝘁𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘃𝗶𝗲𝗿𝘁𝗲 𝗲𝗻 𝘂𝗻 𝘀𝗲𝗿 𝗲𝗴𝗼𝗶𝘀𝘁𝗮 𝗻𝗼 𝗲𝘀 𝗲𝘅𝗽𝗿𝗲𝘀𝗮𝗿 𝘁𝘂 𝗽𝗿𝗲𝗳𝗲𝗿𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝘀𝗶𝗻𝗼 𝗰ó𝗺𝗼 𝘁𝗲 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗼𝗿𝘁𝗮𝘀 𝗰𝘂𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗲𝗹 𝗴𝗿𝘂𝗽𝗼 𝗻𝗼 𝗹𝗮 𝘀𝗶𝗴𝘂𝗲.
Tenemos que dejar de andar por ahí aparentando una falsa generosidad, estamos fastidiando a todo el mundo, caso en Soria.
