Siempre que me aparece un chaval «con mentalidad de tiburón» hablando de su coche de lujo, de «la ley de atracción» y de que no hay que «ser un borrego» que sigue al resto, pienso en mis hijos y en cómo debo orientar su educación para combatir esos mensajes.

¿En qué momento normalizamos que haya cientos de personas diciendo al resto cómo comportarse basándose exclusivamente en su experiencia y despreciando la lectura y la formación?
Pero este fenómeno no es de ahora y desde luego no solo afecta a la chavalada. En LinkedIn me encuentro info que linda de manera más o menos sofisticada con esas barbaridades. Cambian las formas y adaptan el mensaje, pero siguen siendo magufadas.
Hay gente que sufre y no tiene con quién hablar y leyendo según qué cosas, puede sentirse peor.
Por eso quiero hacer este post, por si llega a alguien que esté sufriendo o simplemente ha tenido un mal día y por lo que sea, no puede desahogarse con nadie.
Hay algo que aprendí hace años (leyendo) y practico desde entonces.
Si no puedes desahogarte con nadie, lo primero y más importante: no es tu culpa. Hay mil motivos y situaciones en las que alguien puede estar pasándolo mal y considere que no tiene a nadie a quién contarle. Desde luego no es una vara para medir si eres buena persona o no.
Lo segundo, como adelanté, hay algo que sí podemos hacer y que funciona (como todo, requiere de hábito)
Cuando le contamos a alguien lo que nos pasa, también ocurre algo de lo que no somos conscientes: reflexionamos, ordenamos el pensamiento, le damos forma y eso nos ayuda a darle otra perspectiva.
Podemos pararnos a escribir lo que nos hace sufrir y leer lo escrito como si nos lo contara otra persona y nos tocara a nosotros aconsejar.
Verás como eres mucho más comprensivo con el resto que contigo. Hecho que también debería hacerte reflexionar.
🔰 Los centímetros que nos separan de un papel o una pantalla donde hemos reflejado un pensamiento, pueden convertirse en la distancia suficiente para dimensionar correctamente un problema y ayudarnos a sobrellevarlo.
✍ Hananah Arendt decía que: «para mí lo esencial es comprender, y escribir forma parte de ello».
