En su libro, La nueva fórmula del trabajo, Laszlo Bock dice que «la evaluación del desempeño tal y como se practica en la mayoría de las organizaciones se ha convertido en un proceso burocrático y reglamentario, que existe como un fin en sí mismo en lugar de evaluar realmente el rendimiento. Los empleados lo detestan. Los directivos lo odian. Hasta los departamentos de Recursos Humanos no pueden ni verlo.»

Y me temo que Laszlo ha universalizado una serie de experiencias personales que he tenido tanto evaluando como siendo evaluado.

La pregunta que debemos hacernos es ¿merece la pena medir el desempeño? Por supuesto que sí, debemos tratar de analizarlo todo, es la manera más efectiva de restar emocionalidad al asunto y centrarnos en las cosas que suceden.

Llegaremos entonces a la conclusión de que entonces, tenemos que saber cómo medir el desempeño pero antes, hay otro ejercicio igual de importante.

¿Cuáles son los comportamientos deseables en un puesto de trabajo? ¿Por qué no tenemos bien definidas qué cosas tiene que hacer alguien para tener éxito, cuáles son las más valiosas?

Ahí está lo importante porque estamos siempre hablando con frases hechas sobre lo que significa ser líder que nos olvidamos de lo fundamental: el líder debe decir o por lo menos orientar sobre las cosas que hay que hacer.

Cualquiera lidera con habilidades sociales, diciendo que hay que «echar el resto» pero el verdadero liderazgo es aquel capaz de concretar las cosas que tienen que suceder para que el barco vaya a buen ritmo.

En una oficina hay tantas variables, pueden suceder tantas cosas que es absurdo pretender si quiera a acercarte a hacer algo parecido a un experimento científico, pero desde luego, podemos aplicar un enfoque científico para que las cosas vayan mejor y eso pasa por observar, concretar en qué se falla y qué tiene que pasar, medir, aplicar los refuerzos necesarios para que las cosas sucedan y desde luego, evaluar, pero no desde la emoción ni del «sentido común» sino de los datos.

¿Tienes concretado qué hay que hacer y has podido graficar cómo se está haciendo? Si la respuesta es no, mi consejo es que te ahorres las evaluaciones de desempeño, quítales el aspecto formal, ten conversaciones informales, pero ahórrate el mal rato, asciende a quien creas, no vas a tener manera de saber si lo estás haciendo bien o mal así que no te castigues demasiado.

Si por el contrario, quieres hacer las cosas como dios manda, puedes leer el trabajo de autores como Aubrey Daniel o William Abernathy, si te da pereza, también puedes llamarme a mí.

Puede que estés pensando ahora que tu trabajo es tan intelectual que no se puede medir, te equivocas, aquí te dejo un ejemplo de cómo ahorré miles de euros a una agencia graficando el desempeño de sus creativos.