Se está acabando el año y la sombra de las evaluaciones de desempeño es larga y muy negra.

Ya sabemos que tal y como están configuradas no sirven para nada pero… ¿qué podemos hacer si aún así nos toca pasar el mal trago?

Pues lo de siempre, dejar de preguntarnos qué piensa este o la otra y preguntar. Si nos cuesta hacerlo, mejor, tienes una gran oportunidad para ampliar tu repertorio de conductas. Fuera bromas, recuerda que no podemos hacer nada para no sentir miedo, deja que el miedo te acompañe y dirige tus pasos hacia la persona que te supervisa.

Venga, vamos a concretar los pasos que así es más fácil.

Paso 1: «Hola… pasaba por aquí y…» no, mejor no. Con naturalidad: hola, me gustaría saber si tienes un minuto para preguntarte por mi rendimiento.

Paso 2: Recuerda que necesitamos concreción así que no está de más que le pidas por favor que te diga exactamente qué podrías hacer para mejoras. La persona que te supervisa debería saberlo y si no te sabe decir, deberías pedirle que por favor haga ese ejercicio. Será mejor para ti y para esa persona.

Paso 3: Mídete. Recuerda que prácticamente todo se puede medir (si has asistido a uno de mis talleres ya sabes cómo) aquí por ejemplo te dejo cómo se puede medir el desempeño de un equipo creativo. Mira a ver qué cosas dependen de ti, comportamientos o resultados y tira líneas a ver cómo mejora la cosa. Luego puedes ir con tus gráficos a la evaluación de desempeño, sin duda, sorprenderás.