En los últimos años, términos como flexibilidad y resiliencia han pasado de ser conceptos interesantes a convertirse en auténticos mantras, especialmente en el ámbito laboral. Sin embargo, como bien argumenta Marino Pérez Álvarez en su libro El individuo flotante, estas palabras han perdido gran parte de su significado original para adaptarse a demandas externas que poco tienen que ver con las necesidades reales de las personas.

¿Realmente son cualidades que debemos abrazar o «intento de soluciones» por parte de personas que no conocen la efectividad de trabajar desde el análisis de la conducta?

Vamos a analizar este fenómeno y a dar la alternativa rigurosa que es la más honesta.

El problema con la «flexibilidad» en el trabajo

A primera vista, ser flexible puede parecer una habilidad deseable. Adaptarse a los cambios, ser dinámico y responder rápidamente a las exigencias del entorno suena positivo. Sin embargo, en el contexto laboral, esta «flexibilidad» suele implicar:

  • Cambios constantes en las tareas asignadas.
  • Horarios impredecibles que afectan la vida personal.
  • Una inestabilidad que obliga a estar siempre disponibles.

Marino Pérez Álvarez destaca que esta interpretación de la flexibilidad no empodera a las personas, sino que las ajusta a unas condiciones laborales que, en muchos casos, generan incertidumbre y malestar. En lugar de permitirnos crecer, nos obliga a renunciar a nuestra estabilidad.


Resiliencia: ¿Capacidad para adaptarse o para soportar lo insoportable?

La resiliencia, definida como la capacidad de recuperarse ante las adversidades, también ha sido elevada a la categoría de cualidad imprescindible. Pero, como señala Marino, en el mundo laboral actual se utiliza más como una excusa para cargar sobre los empleados la responsabilidad de tolerar entornos poco saludables.

En la práctica, esto significa:

  • Aguantar dinámicas laborales que provocan desgaste emocional.
  • Ignorar las causas reales del malestar, como la sobrecarga de trabajo o la falta de apoyo.

Promover la resiliencia sin cuestionar el entorno equivale a pedirle a una planta que florezca en un terreno árido y hostil.


OBM: Una alternativa efectiva, rigurosa y humana

En lugar de insistir en que los empleados sean más flexibles o resilientes, Organizational Behavior Management (OBM) ofrece una solución respaldada por la ciencia. Este enfoque, basado en principios del comportamiento humano, propone transformar el entorno laboral para optimizar tanto el bienestar de las personas como los resultados de las empresas.

OBM:

  • Modifica las interacciones entre líderes y equipos para fomentar una cultura de desempeño y bienestar.
  • No exige más esfuerzo personal, sino que adapta las condiciones para que los trabajadores puedan desarrollarse de manera sostenible.
  • Se centra en aplicar principios de aprendizaje comprobados para crear entornos laborales más efectivos y menos lesivos.

En lugar de «aguantar», OBM nos invita a entender y cambiar el entorno para lograr un impacto positivo tanto en las personas como en los resultados.


Es hora de repensar las prioridades

No necesitamos más flexibilidad ni resiliencia. Necesitamos entornos laborales que no obliguen a las personas a adaptarse constantemente a condiciones insostenibles. Como bien argumenta Marino Pérez Álvarez, estas palabras se han desvirtuado y ahora sirven más para ocultar problemas estructurales que para resolverlos.

Herramientas como el OBM nos ofrecen un camino mucho más prometedor: un enfoque basado en la evidencia que crea soluciones reales y duraderas para trabajadores y empresas.