Las evaluaciones tradicionales en las empresas, especialmente las basadas en rasgos de personalidad como «iniciativa» o «responsabilidad», han sido una práctica común durante décadas. Voy a utilizar el artículo de Luis Lopez Mena «Evaluación conductual en la empresa», para argumentar por qué estos métodos no solo son inútiles, sino que pueden generar más problemas de los que resuelven. Como siempre, daremos la alternativa rigurosa que como siempre digo, es la más honesta.

¿Por qué las evaluaciones de personalidad no funcionan?

  1. Son vagas y subjetivas
    Evaluar a alguien como «proactivo» o «responsable» puede sonar bien, pero ¿qué significa realmente? Estas etiquetas no tienen definiciones claras ni específicas, lo que deja espacio para interpretaciones subjetivas por parte de los evaluadores.«Los rasgos… son ambiguos. Las palabras que definen rasgos deberían ser definidas explícitamente para el trabajador si se desea que tengan un carácter beneficioso,» explica López Mena. En la práctica, estas evaluaciones suelen convertirse en simples «etiquetas» que no promueven cambios, sino que perpetúan juicios estáticos sobre las personas.
  2. No indican cómo mejorar
    Las evaluaciones de personalidad no ofrecen pistas concretas sobre qué cambios específicos debe realizar un trabajador para mejorar su desempeño. Por ejemplo, decir que alguien carece de «iniciativa» no ayuda si no se identifica qué conductas específicas deben ser modificadas.«Para cambiar la conducta en las organizaciones deberíamos centrarnos sobre la conducta y las consecuencias que la mantienen, no solo sobre los resultados o la ambigüedad de los rasgos,» afirma López Mena.
  3. Crean frustración y desconfianza
    Estas evaluaciones pueden resultar injustas, ya que muchas veces se evalúa a los empleados en función de factores fuera de su control, como la calidad de los recursos disponibles o decisiones externas. Esto no solo es ineficaz, sino que puede generar estrés, tensiones internas y desconfianza hacia el proceso de evaluación.«Evaluar a las personas por resultados globales implica desconocer que existen variables fuera del alcance del trabajador que está siendo evaluado,» .

¿Qué alternativa tenemos? La evaluación conductual

En lugar de centrarse en etiquetas abstractas, Mena propone un enfoque basado en conductas observables y mediciones objetivas. Este método, conocido como evaluación conductual, permite analizar lo que las personas realmente hacen en su trabajo y establecer intervenciones claras para mejorar.

  • ¿Qué es la evaluación conductual?
    Este enfoque se centra en medir comportamientos específicos relacionados directamente con el desempeño laboral. Por ejemplo, en lugar de evaluar «responsabilidad», se puede medir cuántas veces un trabajador cumple con plazos establecidos o cuántas propuestas concretas aporta en reuniones.
  • Uso de diseños experimentales
    La evaluación conductual utiliza herramientas como el diseño ABA (ver explicación más abajo), que permite establecer relaciones causales entre las acciones tomadas y los resultados observados.
    • ¿Qué es el diseño ABA?
      Este modelo consta de tres fases:
      1. Línea base (A): Observación inicial del comportamiento en condiciones normales.
      2. Intervención (B): Implementación de un cambio o estrategia para mejorar la conducta.
      3. Inversión (A): Retorno a las condiciones iniciales para confirmar que los cambios se deben a la intervención.
      Esto elimina dudas sobre si los resultados positivos se deben a la intervención o a factores externos, como el «efecto Hawthorne» (mejoras por saber que están siendo observados).
  • Beneficios clave
    • Proporciona información específica sobre qué conductas cambiar.Ayuda a los trabajadores y mandos a visualizar claramente los objetivos y las mejoras necesarias.Reduce errores de observación y subjetividad.
    «Dirigir la atención a la conducta observable… podría ayudar no solo a clarificar y mejorar el rendimiento laboral, sino también a ser un eficaz apoyo para la dirección de grupos,»

Si seguimos utilizando evaluaciones basadas en rasgos de personalidad, estaremos condenados a repetir los mismos errores, perpetuando un sistema que no genera cambios reales ni mejora la productividad. La evaluación conductual no es solo una alternativa, es una solución necesaria para organizaciones que buscan resultados medibles y sostenibles.

Como bien concluye el autor, «la clave está en dirigir la atención a la conducta y las consecuencias que la mantienen, no solo sobre los resultados.» Si tu empresa está lista para evolucionar, este enfoque es el camino a seguir.

Cambiar para mejorar

Si seguimos utilizando evaluaciones basadas en rasgos de personalidad, estaremos condenados a repetir los mismos errores, perpetuando un sistema que no genera cambios reales ni mejora la productividad. La evaluación conductual no es solo una alternativa, es una solución necesaria para organizaciones que buscan resultados medibles y sostenibles.

Como bien concluye el autor, «la clave está en dirigir la atención a la conducta y las consecuencias que la mantienen, no solo sobre los resultados.» Si tu empresa está lista para evolucionar, este enfoque es el camino a seguir.