👫 Mi novia y yo en nuestros años mozos nos recorríamos la península y un chorrón de festivales con una tienda cochambrosa, dos sacos y un camping gas. La cosa era tan precaria que una vez estuvimos tirados en el suelo durante más de una hora intentando cocer arroz. La escena conmovió a una buena mujer holandesa que se acercó con comida y… dos cartones para que no nos sentáramos en la tierra (creo que los campings y las ópticas son los últimos reductos comunistas de las sociedades capitalistas).

👨👩👧👦 Las aventuras con la tienda terminaron cuando tuvimos nuestro primer hijo. Con el tiempo, consideramos que ya estaban listos y nos preparamos para el verano, volvemos al camping. 𝗘𝘀𝘁𝗮𝗯𝗮 𝘁𝗮𝗻 𝗲𝗺𝗼𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗱𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗾𝘂𝗶𝘀𝗲 𝗲𝗻𝗰𝗮𝗿𝗴𝗮𝗿𝗺𝗲 𝗱𝗲 𝘁𝗼𝗱𝗼.
🎪 Compré una tienda de 6 metros de largo y 3 de ancho donde no tienes ni que agacharte dentro, una nevera que puede albergar comida para 5 días, mesas, sillas, ¡cocina!, total, el maletero del coche es enorme. Miré mucho, analicé y lo razoné, pero estaba tan emocionado con volver al camping y habíamos pasado «tanta calamidad» en la juventud que no consideré aspectos fundamentales.
🚗 Al meter la tienda y la nevera en el maletero, ya no cabía nada más. Faltaban las maletas, sillas, mesa, colchones…
Tuve que apañar la cosa para llevarlo TODO en el techo.
Era tal la cagada que mi cabeza actuó rápido y en vez de decirme «soy gi… tendría que haber comprado una tienda y una nevera más pequeña» me dije: «bueno, si llueve, podremos jugar a algo en la tienda los 4».
𝗘𝗻 𝗲𝘀𝘁𝗼𝘀 𝗮ñ𝗼𝘀 𝗻𝗼 𝗵𝗮 𝗹𝗹𝗼𝘃𝗶𝗱𝗼 𝘆 𝗷𝗮𝗺á𝘀 𝗻𝗼𝘀 𝗵𝗲𝗺𝗼𝘀 𝗾𝘂𝗲𝗱𝗮𝗱𝗼 𝗲𝗻 𝗹𝗮 𝘁𝗶𝗲𝗻𝗱𝗮 𝗮 𝗷𝘂𝗴𝗮𝗿 𝗮 𝗻𝗮𝗱𝗮.
Desde entonces, cuando tengo una compra clarísima y que me hace especial ilusión, dejo pasar varios días para bajar la euforia. Me he ahorrado mucho dinero.
𝗗𝗮 𝗶𝗴𝘂𝗮𝗹 𝘀𝗶 𝗲𝘀 𝗲𝗻 𝗲𝗹 𝘁𝗿𝗮𝗯𝗮𝗷𝗼 𝗼 𝗲𝗻 𝘁𝘂 𝘃𝗶𝗱𝗮, 𝘀𝗶 𝗲𝘀𝘁á𝘀 𝗲𝘂𝗳ó𝗿𝗶𝗰𝗼, 𝗱𝘂é𝗿𝗺𝗲𝗹𝗼 𝘂𝗻𝗼𝘀 𝗱í𝗮𝘀 𝘆 𝘆𝗮 𝗱𝗲𝗰𝗶𝗱𝗲 𝗹𝘂𝗲𝗴𝗼.
Seguiremos con la saga sobre las decisiones en #FreijoSofía….
