Te organizas todo mil veces, lo vuelves a repasar, comienzas el trabajo, surge un pequeño imprevisto, te descolocas, procrastinas, te bloqueas… ¿𝗞𝗮 𝗽𝗮𝗰𝗵𝗮𝗼?

Cada persona en función de su historia de aprendizaje y su contexto tiene más o menos rigidez a la hora de asumir los escollos que nos encontramos en el trabajo. Algunas personas ven cómo su inseguridad aumenta a medida que van apareciendo los problemas, otras optan por comenzar a procrastinar y, en el peor de los casos, algunas se ven incapaces de continuar.

𝗟𝗼 𝗽𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗵𝗮𝘆 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗮𝗯𝗲𝗿 𝗲𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼 𝗲𝗿𝗲𝘀 𝗲𝘀𝗽𝗲𝗰𝗶𝗮𝗹 𝗽𝗼𝗿𝗾𝘂𝗲 𝘁𝗲 𝗽𝗮𝘀𝗲 𝗲𝘀𝘁𝗼, es lo más normal del mundo y lo segundo, vas a tener que tomar medidas si quieres que deje de pasarte y asumir que el cambio es gradual.

Voy a plantear una serie de reflexiones que quizás te pueden ayudar:

🤷‍♀️ ¿𝗧𝗶𝗲𝗻𝗲𝘀 𝗾𝘂𝗲 𝘀𝗲𝗿 𝗲𝗹/𝗹𝗮 𝗺𝗲𝗷𝗼𝗿 𝗲𝗻 𝗹𝗼 𝗾𝘂𝗲 𝗵𝗮𝗰𝗲𝘀? A no ser que seas deportista de élite, la respuesta seguramente será que no, así que intenta hacerlo lo mejor que sepas, asumiendo que no lo harás perfecto.

🤷‍♀️ ¿𝗣𝘂𝗲𝗱𝗲𝘀 𝗰𝗼𝗻𝘁𝗿𝗼𝗹𝗮𝗿𝗹𝗼 𝘁𝗼𝗱𝗼? Te vas a decir que no, no te castigues tanto que tienes cosas que hacer.

🤷‍♀️ ¿𝗦𝗶 𝗲𝘀𝗲 𝗽𝗿𝗼𝗯𝗹𝗲𝗺𝗮 𝗹𝗲 𝗽𝗮𝘀𝗮𝗿𝗮 𝗮 𝗼𝘁𝗿𝗮 𝗽𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮 𝗱𝗲 𝘁𝘂 𝗲𝗾𝘂𝗶𝗽𝗼 𝗼 𝗮 𝘂𝗻 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗶 𝘀𝗲𝗿í𝗮𝘀 𝘁𝗮𝗻 𝗱𝘂𝗿𝗼/𝗮? Apuesto a que no y tampoco pensarías que es alguien despreciable. Tú tampoco lo eres, pataliebre.

🤷‍♀️ ¿𝗘𝗹 𝗿𝗲𝘀𝘂𝗹𝘁𝗮𝗱𝗼 𝗱𝗲 𝘁𝘂 𝘁𝗿𝗮𝗯𝗮𝗷𝗼 𝘀𝗼𝗹𝗼 𝗽𝘂𝗲𝗱𝗲 𝘀𝗲𝗿 𝗯𝘂𝗲𝗻𝗼 𝗼 𝗺𝗮𝗹𝗼? Estamos llenos de falsas dicotomías, imprégnate en los grises, que se está mucho mejor.

Ponte las cosas más fáciles, marca objetivos realistas, 𝘀𝗲́ 𝗰𝗼𝗻𝘀𝗰𝗶𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗱𝗲 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼 𝗵𝗮𝗰𝗲 𝗳𝗮𝗹𝘁𝗮 𝗾𝘂𝗲 𝗲𝘅𝗽𝗿𝗶𝗺𝗮𝘀 𝘁𝘂 𝗲𝘅𝗶𝘀𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗵𝗮𝘀𝘁𝗮 𝗹𝗮 𝘂́𝗹𝘁𝗶𝗺𝗮 𝗴𝗼𝘁𝗮, amigue y recomienda #Freijosofia, claro.

Y si todo va mal ponte 🎹 «La estación del querer» 🎹 de Camela, llóralo todo y sigue con tu vida, veras como te sientes mejor.