Menudo problemón!

Nah, era broma, en realidad no es ningún problema.

Lo bueno que tiene liderar con rigor y utilizar el análisis de conducta a tu favor es que vale para liderar a alguien más mayor, más joven o culturalmente diferente, es lo mismo, nuestra conducta se rige por las mismas leyes. Nadie escapa a las leyes de la conducta.

Pero vamos con algunos consejos prácticos:

1. ¿Te tienes que justificar? No, claro que no, la empresa ha considerado esta situación así que a normalizar, que no es tan raro.

2. Arranca así tu relación: tanto si es mayor o joven, es bueno que te intereses en qué pueden aportar, que te enseñen algo. Quizás alguien más joven puede explicarte una nueva red social o tecnología y a alguien más mayor puedes preguntarle por su experiencia en un sector o si ha podido vivir antes alguna situación que estéis atravesando. Antes de tratar de enseñar, deja que te enseñen.

3. Cuando tenía 26 años trabajaba en el programa de TV «Reforma Sorpresa» conduciendo la autocaravana donde maquillaban a Nuria Roca. Una vez informé de que lo dejaba, tuve que enseñar a alguien de cincuenta y muchos a conducirla. Recuerdo que al señor le temblaba todo, resoplaba, estaba avergonzado y sentí que se ponía aún más nervioso al ver que yo me estaba percatando de todo, me recordó a cuando empecé a conducir yo y sentí mucha lástima por el paisano (si alguna vez habéis conducido semejante bicho, entenderéis la diferencia con un simple coche). Le pedí parar porque tenía que explicarle algo «muy relevante antes». Recurrí entonces a algo que me había funcionado en el pasado y que ahora sé qué principio rige y es el humor. Le dije que lo más importante era que vigilara que nadie entrara a la autocaravana a «hacer sus necesidades» y le señalé a dos personas que lo intentarían «esto empezará a oler a mierda y Nuria se quejará». La cosa le hizo gracia al señor y una vez nos reímos, él empezó a contarme su vida. Tras una charla de unos minutos, volvimos al lío. Consiguió sacar la autocaravana con soltura y hasta nos dimos un paseo sin dejar de contarnos anécdotas. Conseguí en ese momento contracondicionar la aversión que le estaba haciendo sentir tener que conducir por primera vez una autocaravana delante de un crío, emparejándolo con emociones que le hicieron sentir bien. Algo que con 40, he podido ver hacer en directo a diversos terapeutas con resultados increíbles y basándose en las leyes que rigen nuestra conducta.

¿No lo ves claro? escríbeme y cuéntame qué te quita el sueño, alma de cántaro.