Dice el analista de la conducta, Santiago Benjumea que hoy la mayoría de las personas tiene una visión cartesiana de la psicología «aunque nadie ha leído a Descartes». Tiene toda la razón.

No es que se piense lo mismo que Descartes, no todo el mundo cree en Dios, pero ha permanecido su dualismo (mente / cuerpo). Creer en la mente como entidad física y no como constructo es un salto de fe similar a la creencia en un dios.

Hasta aquí nada nuevo.

La filosofía de Descartes es coherente: parte del axioma «Cogito ergo sum» y a partir de ahí construye una filosofía acorde. Otra cosa es que ese axioma sea profundamente problemático o derive a un dualismo absurdo a ojos del sXXI.

Lo cierto es que Descartes era observador, MUY observador (hasta el punto que llegó a diseccionar cerebros y pensar que la puerta con el otro mundo se encontraba en la glándula pineal). A los psicoanalistas les encantan estas cosas del cerebro, les sirve para mezclar churras con merinas y convertir afirmaciones acientíficas en pseudocientíficas.

Pero no nos desviemos del bueno de René.

No hay que olvidar que la concepción mecanicista de la ciencia en Descartes (pensar en un modelo causa – efecto) fue el común denominador de la visión científica, seguramente, hasta Darwin, donde la nueva ciencia moderna entendió que el funcionalismo nos acercaba mucho mejor a entender el mundo que nos rodea (el funcionalismo darwiniano venció al mecanicismo de Lamarck). Recordemos que la causa – efecto no opera en la evolución, los cambios son adaptativos, funcionales, esta visión es revolucionaria y muy útil para entender la conducta que también es funcional (no puede entenderse desde un modelo mecanicista de «si te pegaron de pequeño, pegarás de mayor…» no siempre que pasa A ocurre B, sino que hay una historia de aprendizaje funcional detrás).

La lógica mecanicista de la causa – efecto la explicó muy bien Piaget, nos afecta desde la niñez (hacemos algo – pasa algo) cómo no derivar de la experiencia propia a una concepción más global de cómo funciona el mundo. Por eso Darwin y Skinner son gigantes intelectuales.

Y así llegamos al título del post porque 300 años antes que Pavlov, Descartes ya intuía en qué consistía el condicionamiento clásico tal y como demuestra este extracto de su carta a Mersenne. ¿Cómo te quedas?

Extracto del libro «Cómo ser conductista radical hoy en día» de mi admirado Esteve Freixa.

Esto no tiene nada que ver con OBM pero mi nueva vida también consiste en «sangrar», en escribir cosas, dedicar horas por el puro placer de aprender y contarlas aquí 🙂