Hay muchos enfoques en psicología y numerosos debates sobre su esencia, a los que suelo asistir sin sentirme particularmente identificado.
Soy un tipo peculiar que ha dejado de lado la psicología cognitiva para centrarme en el análisis funcional, las terapias contextuales y el OBM. En definitiva, he dedicado mi formación a entender las leyes del aprendizaje, lo único que la ciencia no ha refutado dentro de la psicología.
Por eso, cuando escucho a colegas que sí estudiaron psicología pero no adoptan un enfoque conductual (como sucede en la mayoría de los casos), siento que vemos el comportamiento humano desde perspectivas incompatibles.
No me interesa detenerme en las diferencias de terminología (a veces el conductismo rechaza ideas útiles solo por desacuerdos en la explicación que se da). Mi enfoque, especialmente en la intervención organizacional, radica en identificar correctamente dónde se encuentra la causa del comportamiento que observamos.
La causa no está «dentro de las personas», y sé que esta afirmación resulta contraintuitiva; es difícil de explicar en un solo post. Sin embargo, con lo que sabemos hoy en día, no tiene sentido atribuir comportamientos exclusivamente a características internas. La intervención es mucho más efectiva cuando evaluamos la situación en conjunto, sin desvincular a la persona de su contexto.
No se trata de «manipular personas», sino de trabajar sobre el ambiente: observar qué ocurre antes y después de la conducta que queremos modificar.
Cuando veo diapositivas de psicólogos organizacionales con el clásico «iceberg», donde el comportamiento visible es solo la punta y conceptos como «percepciones», «valores» y «emociones» quedan en la parte sumergida, me viene a la mente una frase de Esteve Freixa: «la parte sumergida del iceberg, también es iceberg». No podemos intervenir a las personas así. No es tan simple como decir: “Tú ya sabes qué hacer, así que hazlo”.
No pretendo descalificar la psicología organizacional tradicional ni decir que es inútil por no trabajar desde un enfoque OBM. No obstante, es importante señalar que, en términos de efectividad y éxito, el enfoque tradicional puede ser limitado si solo trabaja con conceptos abstractos y mantiene el foco exclusivamente en la persona.

