Este término, que comenzó a popularizarse en los años 70, describe una respuesta prolongada al estrés emocional e interpersonal crónico en el ámbito laboral. Pero ¿qué es exactamente el burnout y cómo hemos llegado a saber tanto sobre él?

¿Qué es el burnout?

El burnout no es un diagnóstico médico, sino un término que ayuda a entender cómo ciertas condiciones laborales pueden generar malestar significativo. Según el modelo clásico de Maslach y Jackson, el burnout incluye tres dimensiones principales:

  1. Agotamiento emocional: Sentirse exhausto física y mentalmente, como si no quedaran recursos para continuar.
  2. Despersonalización: Desarrollar una actitud fría o insensible hacia los demás, especialmente compañeros o clientes.
  3. Baja realización personal: Sentir que no se alcanzan los objetivos o que se carece de efectividad en el trabajo.

Un problema del entorno, no solo de la persona

Aunque muchas veces se aborda como un problema individual, el burnout es una respuesta al entorno laboral. Factores como cargas excesivas de trabajo, falta de claridad en las expectativas, conflictos en el rol o ausencia de apoyo social son los verdaderos catalizadores. Como señala el investigador español Gil-Monte, el burnout es una interacción continua entre las exigencias del trabajo y la capacidad del empleado para gestionarlas.

Un dato curioso: ¿quiénes lo padecen más?

En España, el burnout afecta especialmente a profesionales del ámbito de la salud, con una prevalencia que oscila entre el 31% y el 42,2%, según estudios recientes. Sin embargo, un dato poco conocido es que el síndrome tiene diferentes grados de severidad, clasificados por Gil-Monte como:

  1. Perfil de estrés moderado: El malestar afecta, pero no incapacita para trabajar.
  2. Perfil severo: El malestar genera incapacidades clínicas, afectando de forma crítica tanto al rendimiento como a la salud del trabajador.

Además, desde 1990 hasta 2010, los casos de burnout se han más que duplicado, alcanzando hoy un riesgo del 20-25% de padecer este síndrome en la población laboral general.

Historia y evolución del concepto

El término burnout fue introducido por Herbert Freudenberger en 1974, un psiquiatra creando etiquetas 🙂

Lo utilizó para describir a trabajadores que experimentaban pérdida de energía, desmotivación y síntomas de ansiedad o depresión. En su origen, el término era especialmente popular entre profesionales de servicios humanos, como médicos y maestros. Desde entonces, el fenómeno se ha expandido a prácticamente todos los sectores laborales.

¿Cómo reconocer los síntomas?

El burnout no surge de la noche a la mañana; es un proceso progresivo. Algunos de los signos más comunes incluyen:

  • Problemas de salud, como insomnio o dolores crónicos.
  • Falta de energía constante.
  • Pérdida de interés en tareas que antes resultaban satisfactorias.
  • Aumento en la irritabilidad o dificultad para concentrarse.

Es curioso, nos cuesta menos decir que estamos en Burnout que en un estado depresógeno, parece que la primera etiqueta no está tan patologizada.