En el mundo de la formación empresarial, nos encontramos con muchos “trajes invisibles”. Talleres diseñados para trabajar conceptos como inteligencia emocional, motivación o actitud positiva parecen espectaculares en teoría, pero cuando los analizamos a fondo, carecen de sustancia. Nos emocionan, nos hacen sentir bien, pero al final… el problema sigue ahí.
👑 El rey va desnudo, y alguien tiene que decirlo.
El problema de los talleres “vacíos”
Imagina que tu empresa organiza un taller sobre inteligencia emocional. El formador empieza hablando de conceptos como “reconocer emociones” o “gestionar sentimientos”. Después, pasáis a realizar dinámicas grupales entretenidas: tal vez dibujar emociones o reflexionar sobre situaciones pasadas.
Durante el taller, todo parece bien. Los participantes ríen, comparten, se emocionan… pero cuando el taller termina, nada cambia realmente. Al día siguiente, los líderes vuelven a gestionar conflictos de la misma manera, los equipos siguen sin colaborar y el ambiente laboral no mejora. ¿Por qué? Porque no se ha trabajado sobre comportamientos observables ni se han definido objetivos claros.
¿Por qué estos enfoques fallan?
- Conceptos abstractos: Palabras como empatía o actitud positiva suenan bien, pero no significan nada si no las traducimos a comportamientos específicos.
- 2. Falta de medición: Si no podemos medir el impacto de un taller, ¿cómo sabemos que ha funcionado? Estas iniciativas suelen quedarse en impresiones subjetivas.
- 3. Desconexión con la realidad: Muchas dinámicas no están diseñadas para abordar los problemas reales de la empresa, sino para entretener a los participantes.
Este enfoque es como vestir al rey con un traje que no existe: parece deslumbrante, pero no hay nada tangible detrás.
Podemos vestir al rey de verdad con OBM
Desde OBM (Gestión del Comportamiento Organizacional), no trabajamos con trajes invisibles. En lugar de centrarnos en conceptos abstractos, definimos problemas en términos de conductas observables. Esto nos permite intervenir de manera efectiva y medir el impacto real de nuestras acciones.
- Concepto abstracto: “Fomentar la colaboración”.
- Desde OBM: Definimos la colaboración como el porcentaje de reuniones en las que cada miembro del equipo propone al menos una solución para un problema común.
Al trabajar con comportamientos concretos, eliminamos el humo y nos enfocamos en lo que realmente cambia el ambiente laboral.
El cambio real estará siempre en lo concreto
En el mundo laboral, no necesitamos más fuegos artificiales. Lo que necesitamos son herramientas prácticas que permitan resolver problemas reales de forma efectiva. Desde OBM, no construimos castillos en el aire. Trabajamos con las leyes que rigen la conducta, lo que nos permite transformar las empresas desde la base.
Así que, la próxima vez que escuches hablar de talleres o dinámicas cargadas de emoción pero sin sustancia, pregúntate: ¿Está el rey desnudo?
Porque la verdadera solución no está en las palabras bonitas, sino en los cambios medibles y sostenibles.

